viernes, 9 de marzo de 2012

Caballos con historia 2/2

Protagonistas de batallas y mitos

PEGASO

El caballo de los dioses
"Pegaso" fue el primer caballo que consiguió estar entre los dioses de la Mitología Griega y tratar de tú a los habitantes del Olimpo. Pegaso era el caballo de Zeus, el dios soberano y amo del Cielo y la Tierra.
Según los esquemas de la Mitología el "caballo volador" nació del chorro de sangre que brotó cuando Perseo cortó la cabeza a Medusa y gracias a él pudo libertar el héroe a Andrómeda, la hija del rey de Etiopía, que quiso disputar a las Nereidas el premio de la hermosura y fue atada a una roca para que la devorase un monstruo marino. "Pegaso", creció y vivió sus años de potro en las laderas y los verdes prados del monte Olimpo, morada de los dioses, que estaba situado entre Tesalia y Macedonia (Hoy monte Olimpos) y era un bello ejemplar del tipo "sículo", cruce del ario y del persa, de color blanco y gran poderío, tiene dos alas que le permiten volar. Una característica de su vuelo es que cuando lo realiza, mueve las patas como si en realidad estuviera corriendo por el aire. 
El caballo de Aquiles Después de "Pegaso", el caballo de los dioses, no hay más remedio que hablar de "los caballos de la Ilíada", ya que sin ellos no se concibe la obra de Homero, ni la guerra de Troya. "Janto" junto con "Balio" formaban la pareja de "caballos inmortales" que "Peleo" recibió al casarse con la nereida Tetis, de cuya unión nació Aquiles. La yegua que los parió se llamaba "Podarga".
Se asegura de "Janto" que, aunque de origen divino e inmortal, era un caballo negro y de pura sangre persa, que tenía tres años y estaba dotado de patas especialmente vigorosas que le capacitaban para correr a mayor velocidad que la mayor parte de sus congéneres.
Por su parte, "Balio" era de color blanco e igualmente rápido. Esta rapidez de ambos era lo que impedía que Aquiles pudiera uncir a su carro otros dos caballos que era lo habitual entre los griegos.

LAZLOS

“Lazlos”, significa “caballo del desierto”, y fue el primero que tuvo Mahoma y con el que hizo su primera peregrinación a La Meca.
El caballo se lo regaló el gobernador de Egipto en los primeros años de la Égira. A pesar de tener a “Lazlos” Mahoma nunca abandonó a “Al Qaswá” (su camello favorito).
Con todo, Mahoma tuvo una gran pasión por los caballos y en especial por las yeguas. Este amor le llevó a escribir: “El diablo nunca osará entrar en una tienda habitada por un caballo árabe”.
Más tarde, empezó a preocuparse por la supervivencia de la raza. Así escribiría en el propio Corán: “Cuantos más granos de cebada proporciones a tu caballo, más pecados te serán perdonados…”
Esto justifica la grandeza del caballo árabe y la relación con el hombre que dura ya 13 siglos.

GENIATOR

Nació en la casa de Julio Cesar (44 a.C – 100d.C). Los arúspices predijeron que el dueño del caballo sería el dueño del imperio del mundo. “Genitor” (que significa padre, reproductor o creador) obtuvo su nombre en memoria del padre de Julio Cesar que murió cuando él tenía 14 años.

Ante las predicciones, Julio César alimentó al animal, lo cuidó y no permitió que nadie a parte de él montase al caballo. Mandó levantar una estatua de “Incitatus” frente al templo de Venus Genetrix para que lo protegiera. Con “Genitor” fue con el que Julio César traspasó el Rubicón cuando se decidió a la conquista del poder con una guerra civil.

Cuenta la leyenda que en vez de patas tenía pies de hombre y que sus pezuñas eran como dedos.

MANOLO MASA

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